El bienestar del personal docente y del personal de apoyo educativo es un prerrequisito para una educación de calidad. Las investigaciones demuestran que no puede haber bienestar estudiantil sin el bienestar del personal educativo.
La salud y el bienestar de los profesionales de la educación tienen un impacto positivo en su capacidad para ofrecer una educación de calidad y equitativa para todos y todas. Estos también influyen positivamente en la retención del personal docente, mejorando así la sostenibilidad a largo plazo de la profesión y de los sistemas educativos.
Muchos factores, incluidos los salarios y las condiciones laborales, determinan la salud y el bienestar del personal educativo. En los últimos años, la pandemia de COVID-19, el creciente uso de la tecnología y la inteligencia artificial en la educación, la crisis de salud mental, así como los fenómenos meteorológicos extremos y frecuentes causados por el cambio climático, han surgido como desafíos específicos con consecuencias importantes.
El diálogo social desempeña un papel fundamental en la creación de entornos educativos seguros y de apoyo para el alumnado, el personal educativo y las comunidades. Los sindicatos de la educación están comprometidos con este proceso.
Proteger y promover la salud y el bienestar del personal educativo y de las comunidades fue definido como una prioridad clave para la Internacional de la Educación en nuestro 10º Congreso Mundial en 2024.