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Internacional de la educación
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Un informe de UNICEF advierte de la existencia de una “generación perdida” de niños que no están escolarizados a causa de la guerra

publicado 7 septiembre 2015 actualizado 11 septiembre 2015

Un nuevo informe de UNICEF indica que más de 13 millones de niños de Oriente Medio y África del Norte se ven privados de ir a la escuela a causa de los conflictos e insiste en que las instituciones de enseñanza deben seguir siendo unos santuarios seguros.

Hace solo unos años la región de Oriente Medio y África del Norte tenía perfectamente a su alcance el objetivo de lograr la educación universal, hoy en día, sin embargo, millones de niños y niñas desplazados se ven privados de una educación básica, según el informe de UNICEF titulado Educación bajo el fuego, publicado el 2 de septiembre.

Al destacar lo que denomina una “situación catastrófica” en la que se ven inmersos nueve países que padecen – directa o indirectamente – conflictos armados, el informe señala que las esperanzas de toda una generación están en juego a menos que la comunidad internacional actúe.

Los crecientes conflictos y la convulsión política en Oriente Medio y África del Norte impiden que 13,4 millones de jóvenes, es decir, el 40% de la población en edad escolar de la región afectada, puedan ir a la escuela.

“Los ataques a escuelas e instalaciones educativas – a veces deliberados – son uno de los motivos fundamentales por los que los niños no van a clase”, dice el informe.

En Siria, que contó con uno de los índices más altos de alfabetización del mundo, el conflicto ha desmoronado más de dos décadas de ampliación del acceso a la educación.

El informe dice que tan solo en Siria, Iraq, Yemen y Libia, cerca de 9.000 escuelas están inutilizadas porque han sido “dañadas, destruidas, están siendo utilizadas como refugio para las familias desplazadas o han sido ocupadas por las partes implicadas en el conflicto”.

Otro factor, insiste, es “ el miedo, que lleva a miles de docentes a abandonar sus puestos o hace que los padres no manden a sus hijos a la escuela por lo que les pueda ocurrir de camino al colegio – o  en la propia escuela”.

Y si la muerte, el caos, el hambre y las enfermedades se encuentran entre los riesgos más evidentes que corre la población civil en estas zonas de conflicto, el colapso de la enseñanza primaria es otra razón de peso para que las familias con niños pequeños huyan.

En Jordania, Líbano y Turquía, a donde han huido millones de sirios desde que comenzó la guerra en su país en 2011, más de 700.000 niños refugiados no pueden asistir a la escuela porque los sistemas educativos de estos países no pueden asumir una carga adicional de alumnos, dice el informe.

Las conclusiones del informe ponen de relieve cómo el conflicto en Siria ha desplazado a 7,6 millones de personas dentro del país y ha llevado a más de cuatro millones de refugiados al extranjero – principalmente a Turquía, Líbano y Jordania. Las familias de Siria e Iraq han contado con una destacada presencia entre los inmigrantes desesperados que han llegado a Europa en los últimos meses – y entre los que han muerto en el intento.

El informe destaca otra cuestión alarmante: Si los niños no van a la escuela, suelen trabajar y son explotados en labores peligrosas.

El informe también detalla cómo, al igual que los niños, los docentes se ven arrastrados hacia la línea de fuego “una y otra vez”, ya que algunos de ellos han sido detenidos, intimidados, heridos – e incluso a veces asesinados – lo que les obliga a abandonar sus puestos de trabajo y a huir para salvar sus vidas.

El director regional de UNICEF en Oriente Medio y África del Norte, Peter Salama, subrayó de qué manera el impacto destructivo del conflicto era sentido por los niños en toda la región y dijo: “No se trata solo del daño físico causado a las escuelas, sino de la desesperación que siente una generación de alumnos que ven sus esperanzas y su futuro destrozados”.

Siguió explicando que UNICEF necesita 300 millones de dólares estadounidenses adicionales este año para tratar de mejorar el acceso a la educación en la región, de los cuales el organismo de la ONU ha logrado reunir, hasta ahora, 140 millones.

Con el fin de hacer frente a esta situación, el informe de UNICEF insta a la comunidad internacional, a los gobiernos de los países de acogida, a los responsables políticos y al sector privado a:

·         Reducir el número de niños que no están escolarizados a través de la expansión de los servicios de educación no formal, especialmente para los niños vulnerables;

·         Prestar más apoyo a los sistemas nacionales de educación de los países afectados por los conflictos y a las comunidades de acogida para que puedan ampliar los espacios de aprendizaje, contratar y capacitar a los docentes,  y proporcionar material escolar; y

·         Abogar por el reconocimiento y la certificación de los servicios de educación no formal en los países afectados por la crisis siria.