Foro Social Mundial: Aprendiendo a desaprender las lecciones neoliberales
Articulado como un espacio abierto para el diálogo de la sociedad civil a nivel planetario, el Foro Social Mundial (FSM) surge en 2001 en Porto Alegre como contrapunto al Foro Económico Mundial de Davos. Bajo el lema “Otro mundo es posible”, se quieren proponer y debatir alternativas de modelos de desarrollo diferentes del neoliberalismo imperante. La educación, condición necesaria para el diálogo y para la paz, ocupa un papel destacado en el tejido de esa multiplicidad de resistencias globales. Por ello aparece en este contexto el Foro Mundial de Educación.
Educación Internacional es uno de los actores con representación en este espacio para la reflexión y el debate. La Vicepresidenta Mundial Juçara Dutra y el Coordinador Regional en Latinoamérica, Combertty Rodríguez García, estuvieron presentes a finales de enero en Porto Alegre, en uno de los numerosos encuentros previstos en el marco del décimo aniversario del FSM.
Como explica la propia Juçara, algunas de las reivindicaciones más importantes que se han llevado a este Foro son el aumento progresivo de la inversión en educación y formación hasta alcanzar, al menos, el 6% del PIB y el cumplimiento de los objetivos de Desarrollo del Milenio referidos a la educación, como asegurar la escolarización primaria de todos los niños y niñas del mundo en 2015. También son fundamentales la implementación de políticas públicas para una enseñanza de calidad y la revalorización profesional de los docentes en aspectos como el salario o la formación, entre otros.
Los participantes son profesores de todos los niveles, estudiantes, teóricos, investigadores, representantes de sindicatos, ONG y organizaciones gubernamentales que intervienen en debates y conferencias en todo el mundo, creando una inmensa red de comunicación global para el impulso de políticas internacionales en defensa de la enseñanza pública como un derecho inalienable. Para Juçara, si bien la presencia de los sindicatos fue “más bien tímida” al principio, con el paso del tiempo ha ido afianzándose y equilibrándose con respecto a las ONG. De ese modo, desde los sindicatos se asume “la responsabilidad corporativa de abrirse a otros movimientos sociales representados en el FSM”.
Como ya se hizo en anteriores ediciones, y con el objetivo de ir expandiendo y enraizando la participación en el Foro Social, del 25 al 29 de enero se organizaron más de 500 eventos en toda el área metropolitana de Porto Alegre. Internacionalmente se prevé, a su vez, extender y multiplicar los encuentros, que irán realizándose durante todo el año en varios países, como España, Japón, República Checa, Turquía, Irak, Palestina, México, E.E.U.U., Níger, Mali, Argentina o Bolivia, entre otros.
La agenda del FSM estará marcada en su décima edición por el tema de la crisis global, entendida ésta no sólo desde el punto de vista económico, sino también medioambiental, energético, alimentario, ideológico y humanitario.
Brasil es, precisamente, uno de los países que está experimentando una recuperación económica más rápida. Para Dutra Vieira, la clave no es otra que la aplicación de medidas sociales, como la construcción de viviendas populares para generar empleo, el mantenimiento de la inversión en educación o el descenso de las tasas de interés. En la misma línea, y a diferencia de muchos otros gobiernos, el presupuesto para 2010 del presidente Luiz Inácio Lula da Silva contempla un aumento del gasto en infraestructura, educación y servicios sociales, incluyendo una subida salarial.
Aplicar políticas públicas que aumenten la participación popular o modificar la legislación que favorece los intereses de multinacionales y sectores financieros son algunas de las ideas apuntadas en Porto Alegre. En este sentido, la educación se considera un elemento estratégico importante para salir de la situación actual y lograr un nuevo modelo productivo.
En el marco del Foro Social 2010 se buscarán, pues, soluciones diferentes y respuestas alternativas que permitan a la sociedad civil hacer un frente común contra el previsible recrudecimiento de la crisis y las medidas que afectan negativamente sus condiciones de vida y de trabajo.
