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Mundos de la Educación

© Kilimanjaro STUDIOz
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Sobre la responsabilidad del personal docente con respecto del alumnado LGBTQI

Status quo y consejos para allanar el camino hacia la educación inclusiva

publicado 17 mayo 2022 actualizado 3 abril 2023
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IGLYO - La Organización Internacional de Jóvenes y Estudiantes Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero, Queer e Intersexuales (LGBTQI) es la principal organización de desarrollo y liderazgo juvenil que trabaja con jóvenes activistas LGBTQI y cuenta con más de 100 organizaciones miembros en más de 40 países de la región del Consejo de Europa. IGLYO acaba de publicar su edición 2022 del Índice e informe sobre la educación inclusiva, que evalúa las medidas que garantizan la educación inclusiva LGBTQI en la región del Consejo de Europa a la luz de 10 indicadores.

En este artículo, el responsable de comunicación de IGLYO, Jeremy Gobin, ofrece un resumen de las principales conclusiones del Informe e Índice de 2022, centrado específicamente en el indicador de la tan necesaria formación del profesorado, y arroja luz sobre cómo el personal docente y el personal de los centros escolares pueden cambiar el rumbo hacia entornos educativos más inclusivos.

¿Qué harías tú?

Imagínate al final de una jornada escolar. Uno o una de tus estudiantes, que ha dejado de asistir a clase recientemente, llama a la puerta. Está temblando. Cuando preguntas qué ocurre, te explica que acaba de sufrir amenazas físicas por parte de tres estudiantes. ¿Por qué? porque es homosexual y alguien le ha sacado del armario, es decir, alguien ha desvelado su orientación sexual sin su consentimiento previo. Es la tercera vez esta semana, y la enésima este trimestre. En los pasillos, en los baños, en los vestuarios, fuera de la escuela, por texto, por correo electrónico, en las redes sociales. No tiene a nadie más a quien acudir, y dice que eres su último recurso antes de... antes de...

¿Cómo reaccionas? ¿Qué dices? ¿Haces algo? ¿Llamar a sus padres o sus tutores? ¿Conocen la orientación sexual de su hijo o hija? ¿Decírselo podría hacer que tu estudiante corriera aún más peligro? ¿Has hablado alguna vez de la orientación sexual con tus estudiantes? ¿Y de la identidad de género y los derechos de las personas transexuales? ¿Y de las características sexuales y de los derechos de las personas intersexuales? ¿Te sientes familiarizado/a tú mismo/a con estos términos? ¿Y tus compañeros/as? ¿En tu escuela?

Si has respondido negativamente a algunas de estas preguntas, este artículo te mostrará que con algunos pasos sencillos se puede cambiar el rumbo hacia un sistema educativo más inclusivo.

Más riesgo de sufrir violencia

Como se indica en el informe de la UNESCO Out in the Open (Abiertamente), los niños, niñas y jóvenes que son o son percibidos como lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, queer o intersexuales (LGBTQI) están mucho más expuestos a sufrir acoso e intimidación por su orientación sexual, identidad de género, expresión de género o variaciones en las características sexuales (o lo que llamamos violencia basada en la SOGIGESC por sus siglas en inglés).

Yo mismo lo viví de niño y de joven, sobre todo en la escuela primaria, y puedo dar fe de ello. Mi experiencia coincide con los datos de la Agencia Europea de Derechos Fundamentales o de nuestra propia investigación con estudiantes LGBTQI, que muestran que la mayoría de los estudiantes no reciben ninguna información sobre contenido relacionado con la SOGIGESC, y que la mayor parte del personal docente no interviene en los casos de acoso escolar basado en la SOGIGESC porque no saben cómo hacerlo. Sin embargo, la violencia que sufrí fue proporcional a mis privilegios: yo era gay, blanco y aún no me cuestionaba mi género. No puede decirse lo mismo de muchos estudiantes transexuales, no binarios e intersexuales que asisten actualmente a la escuela, que están todavía más ausentes del discurso público y de los materiales didácticos —o representados negativamente cuando lo están— y, por tanto, corren aún más riesgo de sufrir violencia en la escuela.

La violencia basada en la SOGIGESC en las escuelas, que en la mayoría de los casos se traduce en acoso e intimidación, pero que puede verse amplificada por la falta de una representación positiva de las personas LGBTQI en los materiales didácticos, por la falta de apoyo por parte del personal escolar o por climas escolares hostiles, incrementa la probabilidad de que la juventud LGBTQI se ausente más de las aulas, desarrolle problemas graves de salud, como baja autoestima, depresiones graves, autolesiones o pensamientos suicidas, o llegue a ocultar o disfrazar su orientación sexual, su identidad de género o sus características sexuales por miedo a la violencia.

La educación inclusiva es una clave — que casi nadie utiliza

Se ha demostrado que un enfoque escolar integral de educación inclusiva es la herramienta más eficaz para prevenir y abordar la violencia basada en la SOGIGESC en la escuela (véase el informe Más allá de los números de la UNESCO y nuestro documento conjunto de política No mires hacia otro lado).

Partiendo de este principio, en IGLYO acabamos de publicar la segunda edición de nuestro Índice e informe de educación inclusiva. Cuatro años después de la primera edición, publicada en 2018, la segunda edición reevalúa las medidas concretas que todos los Estados miembros del Consejo de Europa, así como Bielorrusia y Kosovo, han adoptado para garantizar la educación inclusiva LGBTQI a la luz de 10 indicadores.

Para que nos hagamos una idea de la gravedad de la situación, la principal conclusión que hemos extraído de este proceso de reevaluación es que, en cuatro años, se ha producido un estancamiento total de todos los indicadores. Hasta el momento de redactar el informe, solo seis países están aplicando la mayoría de las medidas en toda Europa, mientras que diez países no han aplicado ninguna medida. Algunos países han añadido legislación y planes de acción contra la discriminación (actualmente 32 de 49), pero la existencia de estas políticas no se traduce en otras medidas, como planes de estudio inclusivos, sistemas de apoyo o formación del profesorado. Además, en los casos en los que se han observado progresos, estos tienen que ver principalmente con la orientación sexual, pero en general se han producido muy pocos avances en cuanto a la identidad de género, la expresión de género y las características sexuales.

Y, por si fuera poco, por primera vez hemos observado una oposición con respecto de algunos de los indicadores debido a la actual reacción contra los derechos LGBTQI, especialmente en lo que respecta a las personas transexuales, no binarias e intersexuales. En la actualidad, seis Estados miembros del Consejo de Europa han aprobado leyes antipropaganda que hacen imposible que el alumnado reciba contenidos inclusivos en los centros educativos.

Formar al profesorado

Por lo que hemos observado, los principales ámbitos de mejora incluyen planes de estudio obligatorios de educación inclusiva, el control del acoso y la intimidación basados en la SOGIGESC, así como —y aquí es donde me gustaría hacer hincapié particularmente— la formación del profesorado.

Aunque el personal educativo es la clave para crear un entorno inclusivo y seguro para todo el alumnado, muchos siguen informando de que carecen de la confianza y los conocimientos necesarios para hablar de cuestiones LGBTQI o apoyar al alumnado LGBTQI. A veces, el docente puede ser el único recurso que tiene el estudiantado LGBTQI, ya que este último puede tener miedo de hablar con sus compañeros o sus padres. Por lo tanto, el profesorado tiene la responsabilidad de adquirir las competencias necesarias para apoyar a los y las estudiantes LGBTQI. Aun así, la mayor parte del alumnado LGBTQI víctima de violencia afirma que sus profesores rara vez intervienen cuando se produce una situación de acoso verbal.

La mejor manera de materializar las políticas sería introducir programas de formación para el profesorado y para el resto del personal escolar sobre la sensibilización y la inclusión del colectivo LGBTQI. Sin embargo, nuestras conclusiones indican que solo 26 Estados miembros del Consejo de Europa han puesto en marcha programas para la formación del profesorado, en su mayoría de forma voluntaria y no sistemática. Estas cifras están lejos de ser suficientes. Y aquí es cuando vosotros y vosotras, docentes y profesionales de la educación, entráis en juego.

Consejos para docentes y personal escolar

Lograr la educación inclusiva es un proceso que, aunque involucra a actores de diferentes niveles, puede ser impulsada por cada uno de vosotros o por cualquier docente o personal del centro escolar [1]. No es necesario esperar a que la formación del profesorado sea obligatoria para poner en marcha estrategias y pequeñas acciones a nivel individual que acaben allanando el camino hacia un entorno educativo más inclusivo. Enseguida os daréis cuenta de que vuestro margen de acción es más amplio de lo que suponíais.

Muchos y muchas jóvenes LGBTQI recuerdan a aquel o aquella docente que los animó y les hizo sentirse seguros; tú puedes ser ese docente. Incluso en un entorno hostil, puedes crear un ambiente seguro para tu alumnado, independientemente de cómo se identifique.

Primero, infórmate sobre las identidades LGBTQI y colabora con las organizaciones LGBTQI locales y nacionales que puedan ayudar (consulta nuestra lista de miembros, por ejemplo). Actualmente, muchas organizaciones están formando al personal de los centros escolares sobre cómo proteger y promover mejor los derechos de su alumnado LGBTQI; ponte en contacto con ellas e infórmate de si pueden apoyarte a ti y a tu centro. Si hay otros miembros del personal docente interesados en tu centro escolar o en tu sindicato, podéis solicitar formación. A continuación, consulta las políticas de tu centro educativo; infórmate de las protecciones que hay o que faltan. Y lo que es más importante, no toleres el acoso escolar basado en la SOGIGESC en tu aula.

Lo que se enseña y la forma en que se enseña también es muy importante, ya que las experiencias de todo el alumnado deben reflejarse en el plan de estudios para que se sientan representados y valorados. Podemos llevarlo a la práctica incorporando diversas identidades en nuestros materiales didácticos y adoptando en todo momento un enfoque interseccional (que combine la SOGIGESC con otros rasgos de identidad como la situación socioeconómica, la (dis)capacidad, la raza y la etnia, la edad, la religión y las creencias, etc.). Todas las asignaturas que se imparten en la escuela pueden fomentar la inclusión: si eres docente de historia, destaca las identidades de los personajes históricos (LGBTQI); si eres docente de matemáticas, incluye varias identidades en tus problemas matemáticos.

¡No te rindas!

Estas recomendaciones son solo una parte de lo que puedes hacer para fomentar la educación inclusiva en tu entorno educativo. Puedes encontrar más información, directrices y ejercicios sobre educación inclusiva y cómo prevenir y reaccionar ante la violencia basada en la SOGIGESC en nuestra página de recursos para docentes.

El profesorado, como líderes de las aulas, tenéis un poder inconmensurable para dotar al alumnado de las herramientas adecuadas para construir sociedades más inclusivas. Pero el primer paso hacia un cambio positivo solo puede lograrse si tú sigues desafiando tus conocimientos y formándote. Y me gustaría aprovechar esta oportunidad para agradeceros que asumáis responsabilidades tan importantes, especialmente en un momento en que la COVID-19 ha exacerbado la enorme presión que recae sobre vuestros hombros.

1. ^

Los consejos para el personal educativo y el personal escolar que se ofrecen en este artículo dependen en gran medida de las leyes y políticas nacionales, y soy muy consciente de que el profesorado que se encuentra en países que han aplicado leyes antipropaganda u otras medidas contra el colectivo LGBTQI no están en condiciones de defender de forma segura la educación inclusiva LGBTQI. No dudes en pedir consejo a las organizaciones y profesionales LGBTQI de tu país sobre cómo abordar estas cuestiones en tu contexto y realidad locales.

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.