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Las maestras y los maestros siempre están en la mira de los tiranos. También son quienes dan la cara en la lucha por la democracia.

publicado 30 abril 2025 actualizado 30 abril 2025

En este Primero de Mayo, la Internacional de la Educación se solidariza con las y los sindicalistas de todo el mundo que defienden la democracia, los derechos humanos y la justicia social.

El ascenso de políticos autoritarios y de derecha a nivel mundial es una amenaza viva para los valores sindicales, así como para las personas trabajadoras y las comunidades vulnerables que los sindicatos protegen. Multimillonarios arrogantes están tomando el control de gobiernos, economías y vidas. Consideran la democracia, las leyes y los derechos laborales como obstáculos que deben ser evadidos o destruidos.

Como la voz y la fuerza del personal docente y de apoyo educativo, denunciamos los continuos ataques contra la educación pública, la libertad académica y los derechos de comunidades marginadas, incluyendo a estudiantes migrantes y las personas LGBTI+. Estos ataques atentan contra el derecho a la educación y los valores que defendemos.

Frente a los conflictos violentos, las guerras comerciales, la creciente desigualdad, la desintegración del orden internacional y la emergencia climática, como sindicalistas debemos usar nuestro poder colectivo para construir un mundo de solidaridad, paz y dignidad humana. Como docentes, debemos seguir educando y formando el futuro con propósito y esperanza.

Desde Myanmar hasta Irán, Argentina, Türkiye, Bielorrusia, Esuatini y más allá, sindicalistas y docentes lideran con valentía la lucha por los derechos humanos y la democracia. A pesar de enfrentar violencia, intimidación y amenazas, perseveran, resisten.

En Estados Unidos, un país que alguna vez fue considerado un faro de democracia, poblaciones enteras están amenazadas por un régimen autoritario empeñado en destruir los derechos civiles, la educación pública, el estado de derecho, el sector público y el planeta. Nos solidarizamos con nuestras afiliadas en EE. UU. que exigen el fin del encarcelamiento indiscriminado de estudiantes internacionales y migrantes, incluidos menores. Condenamos la detención arbitraria y deportación de miles de trabajadores migrantes sin debido proceso y con total desprecio por los derechos humanos básicos y las protecciones legales.

Frente a estos y otros gobiernos hostiles, seguimos firmes en nuestro compromiso con la justicia social, la equidad, la inclusión y una educación pública de calidad para todas y todos. La democracia y los sindicatos están entrelazados; no se puede la una sin la otra. Nuestra lucha por la democracia nos lleva a enfrentar la desinformación, el odio viral y garantizar la transparencia en los gobiernos.

La lucha por la democracia demanda sindicatos fuertes y democráticos en la comunidad y el lugar de trabajo, y un pensamiento crítico y ciudadanía activa en el aula.

La democracia va más allá de las elecciones libres y justas; debe responder a las necesidades del pueblo, no de los oligarcas que saquean el bien público. La democracia es combatir la desigualdad, la intolerancia y luchar por la justicia social y climática. Estas son críticas para nuestra supervivencia, y además construyen una comunidad global solidaria.

La Internacional de la Educación se une a la Confederación Sindical Internacional (CSI) y a nuestras hermanas y hermanos del movimiento sindical global con una agenda de diez puntos para reconstruir la democracia y responder a las necesidades del pueblo:

  1. Tributación justa universal,
  2. Regulación para las corporaciones,
  3. Educación pública para todas las niñas y los niños,
  4. Servicios públicos para el pueblo, no con fines de lucro,
  5. Salud, pensiones y protecciones sociales,
  6. Salarios dignos para todas las personas trabajadoras,
  7. Acción climática y una transición justa para las personas y el planeta,
  8. Libertad e igualdad,
  9. Sí a la paz y la solidaridad, no al odio y la guerra,
  10. Respeto a los derechos de las personas migrantes a trabajar y construir una vida.

Como docentes, sabemos de historia y educamos para el futuro. Desde el primer Primero de Mayo en los años 1880s, esta fecha ha sido un momento de unión y activismo laboral en todo el mundo. Es un día para celebrar la solidaridad y luchar por el progreso.

Este Primero de Mayo, no damos ni un paso atrás, seguimos adelante con solidaridad y firmeza. Nuestro compromiso se mantiene firme, nuestra convicción crece: defender la democracia y los derechos humanos defendiendo una educación pública inclusiva y de calidad, y con toda la fuerza de nuestra solidaridad sindical.