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Internacional de la educación
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EE.UU.: Los educadores no están esperando a Superman

publicado 8 octubre 2010 actualizado 8 octubre 2010

La enseñanza pública en América se enfrenta actualmente a un ataque sin precedentes. Está en marcha una campaña generalizada a favor de la privatización, que sirve intereses comerciales y no educativos.

Los medios de comunicación nacionales, incluidos el canal NBC e incluso el programa de Oprah Winfrey, están dedicando innumerables horas a difundir la opinión de paneles de "expertos" que hablan a favor de la privatización, la desintegración de los sindicatos de docentes y el despido generalizado de los “malos” educadores.

Un ejemplo reciente de los inquietantes ataques es un nuevo documental sobre la enseñanza pública en los Estados Unidos: “Esperando a Superman” - realizado por el cineasta Davis Guggenheim, que es también autor de “Una verdad incómoda” de Al Gore. “Esperando a Superman” pretende contar las emotivas historias de cinco niños y sus familias buscando mejores escuelas. Sus conmovedoras historias intentan construir un relato totalmente creíble sobre la posibilidad de gozar de una enseñanza pública de alto nivel en América que no sea una cuestión de suerte o de elección, sino un derecho.

Desafortunadamente, mientras el documental trata de manera emotiva y conmovedora el animado debate que está teniendo lugar en América, también presenta un enfoque engañoso. El mensaje subyacente que emana del relato es que las escuelas públicas en América están fracasando por culpa de los malos docentes y sus sindicatos. La “solución” del documental parece ser que el gobierno sustituya el sistema de escuelas públicas americano por unas “excelentes” escuelas concertadas, que empleen a docentes que hayan reducido drásticamente el control sobre sus clases y escuelas.

Como parte del relato, el documental demoniza la enseñanza pública, los sindicatos de docentes y los docentes. Las cuestiones centrales que aparecen en la película se resumen en que todas las escuelas concertadas son buenas; todas las escuelas públicas son malas; mientras la culpa del fracaso de las escuelas es de los docentes y de sus sindicatos.

Para los cientos de miles de educadores que trabajan muy duro en los EE.UU., así como para sus sindicatos, los testimonios que aparecen en el documental son incompletos e inexactos. En demasiadas ocasiones las respuestas son frases escuetas y simplistas cuando las complejas cuestiones que trata el documental merecen un amplio y exhaustivo debate que incluya a todas las partes interesadas.

El director del documental, Guggenheim, no se ha centrado en el trabajo cotidiano de los educadores - los verdaderos superhéroes - para transformar la esperanza en realidad en las escuelas del país.

Los sindicatos de la educación en EE.UU. han movilizado a sus miembros para mostrar al público que este documental está realizado para desacreditar su trabajo y servir los intereses privados, que no garantizan el bienestar de los niños en todo el país.

El Presidente de la National Education Association (NEA), Dennis Van Roekel, afirmó: “En ningún momento en el documental o en sus debates se han escuchado las voces de los docentes. Si quieres saber cómo lograr que una escuela pública sea de calidad, pregunta a los docentes y no a Hollywood.”

La American Federation of Teachers (AFT) ha ido un paso más allá y propone un punto de vista alternativo sobre esta cuestión desde la perspectiva de los educadores y no de la industria cinematográfica. La página web de la AFT No estamos esperando a Superman muestra cómo el público, los padres, los políticos y los educadores pueden ayudar a todos los niños, y no sólo a algunos, a disfrutar de una enseñanza pública de calidad.