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Internacional de la educación
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Debate de alto nivel de la ONU sobre educación de calidad

publicado 17 junio 2013 actualizado 24 junio 2013

La educación de calidad es esencial para reducir el número de niños que no saben leer y escribir y aquellos que están sin escolarizar. También es fundamental en el potencial de cada individuo para convertirse en ciudadanos del mundo.

Así lo ha explicado la directora general de la UNESCO, Irina Bokova, en su discurso en el debate de alto nivel organizado por la UNESCO y la Misión Permanente de Dinamarca para las Naciones Unidas(ONU).

El debate, «Del acceso al aprendizaje en el diálogo post-2015: ¿por qué son importantes los indicadores y cómo podemos hacer un buen uso de ellos?», se ha celebrado en apoyo de la iniciativa de La Educación ante todo (GEFI) del secretario general de la ONU.

«Tenemos que centrarnos no solo en el acceso sino también en el aprendizaje, y me refiero a un aprendizaje amplio, no solo a las habilidades básicas, sino también a las competencias necesarias para ser un ciudadano del mundo», dice Bokova.

«Para construir el futuro que queremos, tenemos que proporcionar a todas las mujeres y hombres las habilidades para escapar de la pobreza y el desempleo y vivir la vida que prefieran». La educación es fundamental también para la movilidad social en algunos países; es imprescindible para que haya justicia y equidad en el mundo entero.

«Por eso, a menos de mil días de 2015, año en que se cumple el plazo de la Educación para Todos, debemos colocar la educación a la cabeza de la agenda política». Es una cuestión de derechos humanos individuales, y de fomentar la sostenibilidad pero, fundamentalmente, se trata de la salud de nuestras sociedades, la estabilidad e incluso, en algunos casos, la seguridad.

Pese a los avances logrados, no habrá Educación para Todos en 2015 Aunque se ha progresado mucho desde el año 2000 en el fortalecimiento de los sistemas educativos —señala—, el Informe Mundial de Seguimiento de la EPT publicado por la UNESCO en 2012 muestra que 250 millones de niños en edad de cursar primaria no saben leer, escribir ni contar bien, hayan ido o no al colegio, afirma.

Los últimos datos de la UNESCO revelan que en el 2012 había 57 millones de niños sin escolarizar y que uno de cada cuatro niños escolarizados abandonará sus estudios antes de llegar al último curso de primaria.

«No vamos por buen camino para conseguir la educación primaria universal en 2015», afirma Bokova. «Al mismo tiempo, por primera vez desde 2002, se ha producido un descenso de un siete por ciento en la ayuda a la educación básica entre 2010 y 2011.

Las cifras nos indican que durante años los sistemas educativos han estado fallando a los niños en algunas partes del mundo. En lugar de capacitar, la educación de mala calidad, a menudo ha reproducido y exacerbado las desigualdades sociales, llegando incluso a acentuar la discriminación.

Para la UNESCO, afirma Bokova, esto es una crisis, una crisis que pone en peligro la cohesión social, el desarrollo económico y la estabilidad política, una crisis que deteriora el poder transformador de la educación. Por eso, el acceso y la calidad deben ir de la mano.

«Eso implica preparar más y mejor a los docentes, actores clave para la calidad. Y transformar los planes de estudio para promover las habilidades básicas y las habilidades para la vida», insiste.

Necesidad de medidas concretas También significa que hay que controlar los avances en la calidad de la educación, añade. «Sabemos que los indicadores de calidad y acceso pueden jugar un papel importante en revelar los puntos débiles y redirigir las inversiones.

Los indicadores pueden revelar las tendencias y mostrar a los legisladores cómo y dónde actuar para controlar el rendimiento, mejorar la calidad y apoyar a los docentes. Esto requiere indicadores claros que sean holísticos y hayan sido probados y testados».

Por eso la UNESCO ha creado un grupo de trabajo sobre parámetros de aprendizaje a través del Instituto de Estadística de la UNESCO y la Brookings Institution, con quien ha iniciado una consulta mundial intensiva.

Este grupo de trabajo está investigando tres cuestiones:

  • ¿Qué aprendizaje es importante a nivel mundial?
  • ¿Cómo debería medirse?
  • ¿Cómo puede emplearse la medición del aprendizaje para mejorar la calidad de la educación?

Bokova ha explicado las áreas que hay que medir dentro de la jornada escolar: lectoescritura y comunicación, utilización de números y matemáticas, así como otras dimensiones, como la social y la emocional, la cultura y las artes, el bienestar físico, la ciencia y la tecnología.

Es necesaria la implicación de los docentes El presidente de la National Education Association (NEA) de Estados Unidos y vicepresidente de la IE, Dennis van Roekel, también ha destacado el papel de los sindicatos en dirigir el cambio positivo hacia una educación de calidad.

«Lo primero que debemos saber sobre cambiar el sistema es que hay que implicar a las personas en el sistema», dice. «Así que, mientras trabajamos en nuestro papel como sindicatos, también debemos colaborar con las demás personas que están en el sistema si verdaderamente  pretendemos cambiar y conseguir lo que queremos para todos y cada uno de los niños del mundo».

Sobre el papel de los docentes, señala que todo el mundo parece estar de acuerdo en que una vez que los niños llegan a las aulas, la influencia de los docentes es inmensa.

Por eso van Roekel subraya que debemos fijarnos en los profesionales: a quién se contrata, cómo se les forma y cómo se les introduce en la profesión, para que estén preparados para estar con los estudiantes.

«También consideramos que el sindicato debe jugar un papel totalmente excepcional en liderar los cambios», dice van Roekel. «No basta con señalar lo que está mal o las soluciones con las que no estamos de acuerdo o no funcionan; debemos proponer nuestras propias soluciones sobre lo que puede cambiar la situación de los niños».

«La IE y sus 400 sindicatos miembros de todo el mundo están muy involucrados en apoyar la GEFI porque nos hemos dado cuenta de que todavía hay mucho que hacer por los 61 millones de niños en edad de cursar primaria, los 71 millones de adolescentes que no asisten a la escuela y los 775 millones de adultos analfabetos, dos tercios de los cuales son mujeres».

«En 2011, en el Congreso Mundial de la IE se adoptó una resolución sobre construir el futuro a través de la educación de calidad. Estamos en pleno proceso de poner esto en práctica en todo el mundo; estamos hablando y trabajando por la movilización de la educación pública de calidad. Estamos de acuerdo en que, más que de acceso, es una cuestión de calidad».

Se han celebrado tres cumbres internacionales sobre la profesión docente —dice van Roekel—, donde se han reunido los ministros de educación y líderes sindicales de los países con mayor rendimiento según la evaluación internacional PISA.

El objetivo de estos encuentros es debatir cómo pueden todos aquellos que se dedican a la educación mejorar notablemente la situación de los estudiantes.

La implicación de los docentes es una cuestión importante para la IE, reitera van Roekel. «Y hay una cosa que quiero dejar clara sobre elaborar indicadores: ¡los docentes no están en contra de las pruebas! ¡Las hemos inventado nosotros! Durante 23 años, no ha habido una sola semana que no haya evaluado si mis alumnos estaban aprendiendo o no lo que yo esperaba que aprendieran».

Necesidad de debatir el propósito de los indicadores Pero, ¿cuál es el propósito de esas evaluaciones o de desarrollar los indicadores?, pregunta van Roekel.

«En mi clase, cuando examinaba a mis alumnos de las dos o tres primeras secciones de un capítulo, quería evaluar si habían entendido o no el contenido. Si no, tenía que encontrar una nueva manera de explicarlo. Por eso, la implicación de los docentes en el desarrollo de indicadores es absolutamente fundamental».

Es importante igualar estándares y luego desarrollar una herramienta de evaluación que realmente mida si un alumno cumple o no con los estándares.

El plan de estudios debe estar armonizado, dice. «Tenemos un caso, en un instituto de Seattle (Washington), donde el profesorado no ha querido realizar una prueba que exigía la ley.

No querían hacer la prueba porque, en primer lugar, no se ajustaba a los estándares estatales y, en segundo lugar, no se adecuaba al plan de estudios exigido por el distrito. Y su argumento era que se trataba de un dilema profesional: por qué iban a perder tiempo de clase en hacerle la prueba a los estudiantes; no tiene ningún sentido si no cumple con los estándares o el currículum».

Van Roekel también reclama una colaboración real entre docentes y autoridades educativas para desarrollar esa armonización y decidir qué se espera que conozcan y sepan hacer los alumnos.

«Después habrá que desarrollar una herramienta de evaluación e indicadores que nos digan si el estudiante domina la materia y, en tercer lugar, tenemos que desarrollar planes de estudios para educadores a fin de garantizar que todos los estudiantes aprendan».

«La cuestión de la equidad es fundamental», reconoce. «No es justo evaluar a los estudiantes conforme a estándares distintos, unos altos y otros bajos.  Ya que si los estudiantes con estándares muy bajos creen que están preparados para una carrera, la facultad o el futuro, se les está engañando y mintiendo».

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