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Desde el pasado 12 de junio, Brasil ha sido testigo de numerosas manifestaciones, organizadas en su mayoría por jóvenes, a raíz del anuncio de un incremento en el precio del transporte público en todas las ciudades del país.

Sin embargo, el alcance de las protestas deja patente que el transporte público es sólo una de las preocupaciones de los manifestantes.

Sin un liderazgo tradicional – ni de personas ni de organizaciones – los manifestantes han expresado su descontento con el gasto realizado por el gobierno para la construcción de estadios para la Copa del Mundo de la FIFA 2014, así como por el hecho de que la inversión pública en educación y sanidad haya tocado un fondo histórico.

Apoyo de la CNTE La Confederação Nacional dos Trabalhadores em Educação (CNTE), afiliada a la IE, está de acuerdo con la agenda presentada por la mayoría de los participantes de las manifestaciones, tanto por su legitimidad como por su urgencia.

Sin embargo, la CNTE rechaza el vandalismo, la violencia, los robos y los daños al patrimonio público e histórico. En este sentido, comparte su opinión con la mayoría de los manifestantes, que está intentando evitar estos actos durante las manifestaciones.

La CNTE entiende gran parte del descontento popular – y las continuas quejas de la clase trabajadora, en particular de los docentes – pero cree que la sociedad brasileña debe preservar la democracia. Debemos conseguirlo sin arriesgarnos a volver a vivir los reveses que han marcado la historia de Brasil y de todo el continente Latinoamericano.

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