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La Relatora Especial de la ONU sostiene que la educación constituye una herramienta crucial para combatir graves violaciones de los derechos humanos

publicado 13 septiembre 2019 actualizado 17 septiembre 2019

La Internacional de la Educación acoge con satisfacción el último informe de Koumbou Boly Barry, Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la educación, que se centra en las formas en que el derecho a la educación contribuye a la prevención de crímenes atroces y violaciones masivas o graves de los derechos humanos.

En su informe transmitido a la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), la Relatora Especial pone de manifiesto que la educación tiene un papel clave que desempeñar en todas las etapas de la prevención. No obstante, "a pesar del fecundo diálogo en torno al tema, a la educación no se le otorga la importancia ni la financiación que merece y resulta necesario para desempeñar las funciones que se le asignan", tales como la paz, la aceptación del "otro", el respeto por diversidad cultural, la participación de todos en el desarrollo de la sociedad y una educación que adecúe y adapte a las necesidades específicas de las personas en su propio contexto.

Marco educativo

La Relatora Especial propone un marco educativo (el "marco ABCDE") que recoja las características interconectadas que resultan necesarias para que la educación pueda realmente garantizar su potencial preventivo. La educación debe promover la aceptación de uno mismo y de los demás; un sentido de pertenencia a la sociedad; el pensamiento crítico; la diversidad; y la capacidad de los alumnos de sentir empatía por los demás.

"El derecho a una educación inclusiva y equitativa de calidad debe ser tomado en serio y priorizado si los Estados y otras partes interesadas se mantienen firmes en su compromiso de evitar conflictos violentos, crímenes atroces y violaciones masivas o graves de los derechos humanos", puntualiza Boly Barry.

Pedagogía

En lo que respecta a la pedagogía, pone de relieve que lo importante no es solo lo que se estudia, sino también la manera en que se estudia y aprende. Las escuelas no deberían reproducir modelos autoritarios, patriarcales u otros basados en la jerarquía y la subordinación, sino convertirse en espacios abiertos para el debate, los argumentos conflictivos, la creatividad individual y colaborativa y el pensamiento analítico y crítico. Asimismo, deben adoptar un enfoque centrado en el alumno, ser participativas y humanistas. Los métodos pedagógicos y didácticos deben elaborarse con miras a cultivar una cultura democrática en el aula que se base en el respeto de la diversidad cultural y la aceptación de los demás.

Valores

Debido a que la reforma de los planes de estudio y los métodos didácticos no puede resultar satisfactoria mientras los valores sigan siendo fundamentalmente intolerantes y negativos, Boly Barry insiste en que a través de la educación deben transmitirse valores específicos, que estén en consonancia con las normas de la ONU. Dichos valores comprenden el reconocimiento de otros seres humanos como individuos con diferentes puntos de vista e iguales derechos, el reconocimiento de la necesidad de luchar contra los prejuicios, los estereotipos y el lenguaje del odio, y de fomentar valores positivos, como la honestidad, la humildad, la bondad, el perdón y la compasión.

En conclusión, Boly Barry reitera las obligaciones de los Estados de respetar, proteger y cumplir el derecho a la educación de todas las personas dentro de su jurisdicción en virtud del derecho a la igualdad y a la no discriminación, así como de proporcionar una educación gratuita, pública y relevante de la más alta calidad posible a todos los que se encuentren dentro de su jurisdicción de la manera más efectiva y diligente posible, en el máximo grado de sus recursos disponibles.