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Photo: Mwesigwa Joel/Unsplash
Photo: Mwesigwa Joel/Unsplash

Países africanos de habla francesa: la falta de consulta con los sindicatos de docentes crea incertidumbre sobre cómo se garantizará la enseñanza durante el cierre de las escuelas por la COVID-19

publicado 20 marzo 2020 actualizado 27 noviembre 2020

Los sindicatos de docentes en los países africanos de habla francesa están consternados ante la falta de consulta en la decisión tomada por los gobiernos de cerrar todos los establecimientos educativos para luchar contra la propagación de la pandemia de COVID-19. Los sindicatos que representan a docentes y personal de apoyo educativo indican que no han sido consultados para encontrar la mejor forma de garantizar la educación de calidad durante la crisis.

MalíEl Gobierno de Malí decidió cerrar todas las escuelas y los centros educativos durante tres semanas a partir del 19 de marzo. Esta decisión se tomó sin consultar ni involucrar a los sindicatos de la educación. Al 18 de marzo, no se habían detectado casos, presuntos o confirmados, de COVID-19 en el país y el cierre de escuelas era una medida preventiva contra la propagación del brote de COVID-19.

BeninLas autoridades públicas de Benin también declararon el cierre de los centros educativos. Además, se han prohibido las reuniones sociales de más de 10 personas. Por último, se han impuesto restricciones a los visados de entrada en Benin. Al igual que en Malí y Burkina Faso, la decisión de cerrar las escuelas debido a la pandemia no se tomó en consulta con los órganos representantes de los/las educadores/as.

República Democrática del CongoEl presidente de la República Democrática del Congo, Félix Antoine Tshisekedi, ordenó el cierre de todas las escuelas durante cuatro semanas a partir del 18 de marzo. Los/las directores/as y docentes de escuelas privadas, en particular, alertaron que el cierre de escuelas tendría un impacto negativo en sus salarios.Senegal.

En Senegal, las escuelas y las universidades estarán cerradas hasta el 3 de abril y este cierre exacerba un contexto educativo ya de por sí difícil: retrasos a la hora de impartir el plan de estudios, una falta preocupante de docentes y acciones sindicales para protestar contra el aplazamiento de la aplicación de los convenios colectivos.