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Mundos de la Educación

30º aniversario de la Internacional de la Educación: La inspiración del pasado y la esperanza para el futuro

publicado 7 julio 2023 actualizado 20 marzo 2024
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La creación de la Internacional de la Educación en 1993 constituyó un avance decisivo para el sindicalismo mundial en el ámbito de la educación. Agrupó a asociaciones sindicales y profesionales internacionales y democráticas, y puso fin a antiguas divisiones y rivalidades. También unió a todos los sectores de la educación. La nueva organización se convirtió en la voz mundial indiscutible de los trabajadores y las trabajadoras de la educación y de la profesión docente.

Sin embargo, al celebrar su 30º aniversario, debemos recordar también las profundas raíces internacionales del personal docente organizado. Muchas organizaciones de docentes de los siglos XXI, XX y XIX, e incluso anteriores, ya no existen, pero las huellas de su ADN perduran en la IE.

La educación pública

En el siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, los y las docentes se agrupaban, salvo excepciones, en asociaciones profesionales en lugar de sindicatos. Los sindicatos se consideraban organizaciones de trabajadores manuales y, de hecho, los obreros eran la esencia del sindicalismo. Aunque los y las docentes rara vez formaban sindicatos, sus asociaciones profesionales eran firmes defensoras de la educación pública y de la igualdad de oportunidades para todos los niños y todas las niñas.

Los sindicatos apoyaban la educación pública como una forma de liberar a la clase trabajadora o, al menos, de proporcionar a los niños y las niñas de los trabajadores y las trabajadoras, oportunidades de empleo, desarrollo de habilidades para la vida y participación en la vida cívica. La educación pública era, ante todo, un indicativo de igualdad. Fomentaba la igualdad entre las niñas y los niños, entre estudiantes con discapacidad y entre diferentes grupos religiosos y étnicos. La educación pública también permitía a los niños y las niñas migrantes adaptarse a sus nuevos países.

Durante siglos, la educación privada estuvo al alcance de quienes disponían de los medios para costearla. La movilización sindical en favor del acceso a la educación pública de calidad surgió de los trabajadores y las trabajadoras que querían que sus hijos e hijas tuvieran las mismas oportunidades que aquellos y aquellas que vivían en barrios más privilegiados. En otras palabras, la educación pública formaba parte de la lucha de clases. Algunos filósofos de la educación, como John Dewey [1], eran socialistas y defensores de un profundo cambio social. Consideraban la educación como un medio para transformar la sociedad.

La mayor organización sindical internacional de 1901 a 1945, compuesta por centrales sindicales nacionales independientes, fue la Federación Sindical Internacional (FSI). Los debates sobre educación en la FSI se centraban principalmente en la educación sindical, así como en el aprendizaje y la formación profesional, pero en 1931, en su Congreso de Estocolmo, se debatió sobre la “educación general” y se acordó presentar al Congreso de Berlín de 1933 un programa de principios para la educación escolar general. Solicitaron a la federación internacional de docentes (SSIT/SPIE) que asumiera el liderazgo durante los dos años que duró el proceso de elaboración del programa. Aunque el lenguaje es de otra época, los principios son similares a los de la IE y sus organizaciones miembros hasta el día de hoy.

Entre esos principios estaban:

“La Federación Sindical Internacional proclama enfáticamente que la emancipación de los trabajadores y las trabajadoras, el objeto por el cual luchan, debe ser tanto intelectual como material”.

“El objeto de la educación es desarrollar toda la personalidad del niño o de la niña con miras a su incorporación armoniosa en la comunidad, a permitirle desarrollar física, intelectual y moralmente, y a asegurar su cooperación activa y consciente en el avance de la civilización”.

“En el orden actual de la sociedad, dividida como está en clases sociales antagónicas, el desarrollo de la mente social o del sentimiento social solo puede tener lugar si combina el sentido de la realidad de estas divisiones de clase con la concepción de una sociedad futura desprovista de clases como ideal hacia el cual debe tender el esfuerzo humano”.

La evolución de las organizaciones sindicales internacionales y la creación de la IE

La ITST/SPIE era un secretariado sindical internacional (SSI), una organización sindical vinculada a otros sectores y a la organización mundial de centrales nacionales democráticas, en aquel momento la FSI. La Federación Sindical Mundial (FSM), de tendencia comunista, creada en 1945, carecía de estructuras sectoriales independientes asociadas a ella. El siguiente secretariado sindical internacional de la educación fue la Federación Internacional de Sindicatos de Maestros Libres (IFFTU, por sus siglas en inglés) establecida en 1951, que mantenía estrechos vínculos con otros SSI y con la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL).

La otra gran organización internacional independiente de docentes era la Confederación Mundial de Organizaciones de Profesionales de la Enseñanza (CMOPE), establecida en 1952 a partir de la fusión de tres organizaciones internacionales de docentes. Cuando la CMOPE y la IFFTU se fusionaron en 1993, la IE se convirtió en el SSI del sector educativo (en 2002, el término SSI se sustituyó por el de federación sindical internacional, FSI).

A escala mundial, existe también la Federación Internacional de los Sindicatos de la Enseñanza (FISE) de la FSM, fundada en 1946, que perdió la mayoría de sus organizaciones miembros más importantes tras la desintegración del bloque soviético.

La otra internacional, que pasó a formar parte de la IE a partir de 2007 (aunque sus miembros europeos se adhirieron con anterioridad), fue la Confederación Sindical Mundial de la Enseñanza (CSME). Se creó en 1963 y se convirtió en la CSME en 1973. Sus raíces se encontraban en el movimiento sindical internacional cristiano. Todas las grandes organizaciones internacionales gozaban de estatus consultivo en la ONU, la UNESCO y la OIT.

Las internacionales democráticas consiguieron cooperar en el sistema de la ONU antes de que se formara la IE. Compartían los mismos principios fundamentales en materia de educación. Por ejemplo, aunque la iniciativa de adoptar la Recomendación OIT/UNESCO relativa a la situación del personal docente en 1966 estuvo dirigida por un líder de la NEA (una organización de la CMOPE), había una buena cooperación por parte de los secretariados internacionales y las organizaciones nacionales miembros. Dicha recomendación reflejaba las políticas de las internacionales democráticas y de sus organizaciones predecesoras. La recomendación sigue siendo un referente para la política educativa.

En 1997, la UNESCO adoptó una recomendación parecida relativa a la condición del personal docente de la enseñanza superior. La UCUTO, una asociación universitaria internacional, con el liderazgo de la canadiense CAUT, y junto con la IE, defendieron las posiciones sindicales de dicha recomendación. Tras la adopción de la norma, la asociación universitaria se disolvió y sus miembros se afiliaron a la IE.

Las recomendaciones no cubren la educación de la primera infancia. Sin embargo, muchos de los mismos principios sirvieron de base para el desarrollo en 2013 de las Directrices de política de la OIT sobre la promoción del trabajo decente para el personal del sector de la educación de la primera infancia. La IE hizo una importante contribución a las Directrices y, junto con varias organizaciones miembros, formó parte del grupo de expertos que las elaboró.

Estos y otros ejemplos muestran varias características importantes de la IE:

  • La historia de la CMOPE, de la IFFTU y de la CSME, así como de otras organizaciones y de otras agrupaciones internacionales informales, han contribuido a la evolución de la IE. El cúmulo de historias sigue conformando el presente y el futuro de la IE.
  • A medida que se abordan cuestiones sectoriales, los sindicatos de esos sectores se unen y se activan. Eso no solo es cierto para la educación superior y la educación infantil, sino también para el personal de apoyo educativo.
  • El alcance y el impacto de la IE se ven reforzados por la participación de las organizaciones miembros. La IE es el conjunto de sus miembros, no solo su secretariado. Esto es cierto tanto si se trata de campañas como las de Educación para Todos durante el proceso de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, Unámonos por la Educación Pública a favor de un objetivo independiente de los Objetivos de Desarrollo Sostenible o por la financiación de la educación (¡Por la pública! Creamos escuela) como clave para la transformación de la educación. La participación de las organizaciones miembros explica, asimismo, el éxito de la Cumbre Internacional sobre la Profesión Docente, celebrada anualmente y organizada por la OCDE.
  • La IE se fundó en torno a los principios de la democracia y los derechos humanos, especialmente los derechos sindicales. En los últimos años, la historia ha exigido a la IE mayores esfuerzos para apoyar a las organizaciones miembros en dificultades. Una vez más, debemos adaptarnos y nos adaptaremos a ese reto, con movilizaciones aún mayores a escala nacional para apoyar a quienes sufren represión.

Avanzar

La creación de la IE hace 30 años no permitió reducir por sí sola los retos, pero sitúa a los sindicatos de la educación en una posición más fuerte para comprometerse y luchar. La IE está reconocida como LA voz de los trabajadores y las trabajadoras organizados/as de nuestros sectores. La IE, con la participación activa de las organizaciones afiliadas, es un actor importante en la política educativa mundial.

La IE se mantendrá en primera línea defendiendo los derechos humanos y sindicales. Apoyará a las organizaciones miembros que se encuentren en situaciones peligrosas. Seguirá haciendo campaña, educando en favor de la democracia y oponiéndose a un régimen de gobierno arbitrario.

A lo largo de 30 años, la movilización de los sindicatos para defender la profesión de la enseñanza, y desarrollar y utilizar las normas profesionales, la investigación y las prioridades de la IE para reforzar los sindicatos, también se ha convertido en algo fundamental para la cultura de la IE.

Eso no nos otorga el poder para deshacer por nuestra cuenta “reformas” equivocadas que socavan la educación de calidad y la profesión docente. No nos da la capacidad de detener la hemorragia que padece la profesión docente y que está provocando una escasez de docentes sin precedentes.

Sin embargo, seguimos siendo fieles a la educación pública, gratuita y universal para ampliar las oportunidades y la justicia social. Aspiramos, como en el pasado, a desarrollar el pensamiento crítico y el debate libre para que los y las jóvenes puedan derribar barreras y coexistir en nuestras comunidades y para que la democracia tenga una oportunidad.

Desde el 25º aniversario de la IE se han producido cambios radicales que escapan a nuestro control. Pero ni nuestros valores ni nuestra determinación han cambiado. Por el contrario, han reforzado el apoyo a los buenos empleos, los buenos servicios públicos y las sociedades decentes.

La pandemia del COVID generó una oleada de apoyo para los trabajadores y las trabajadoras de los servicios públicos y los servicios privados vitales. Las palabras fluían con rapidez y frenesí, pero cada vez resultaba más difícil llegar a fin de mes.

En la educación, el recurso de la enseñanza a distancia permitió reconocer la necesidad de las relaciones sociales para que la educación tenga lugar. Sin embargo, al mismo tiempo, aquellas personas cuya misión en la vida es recortar presupuestos continúan explorando la idea de que los niños y las niñas interactúen con pantallas en lugar de interactuar con otros seres humanos.

Cuando la próxima generación eche la vista atrás a esta época, verá que la IE insistió en situar a los y las docentes profesionales en el centro de la educación, que actuó para garantizar que estuvieran en las negociaciones de políticas educativas y no fueran arrinconados por vendedores de mercancía.

La IE definió un futuro mejor para los niños y las niñas, y para el personal docente, defendió el bienestar en la comunidad escolar, proporcionó una alternativa a la visión corporativa de la educación y sentó las bases para que se produjeran cambios profundos en la educación.

La IE, con sus organizaciones miembros, también encontró aliados, en particular madres y padres que querían que sus hijos e hijas sean tomados en cuenta. El programa para la educación general de la SSIT/SPIE y la IFTU de 1933 reza:

“En todas las etapas debe haber una reforma drástica del sistema de evaluaciones, de manera que las evaluaciones solo se utilicen para proporcionar una orientación racional a las distintas formas de inteligencia. Así desaparecería la excesiva presión relacionada con las evaluaciones.”

Es una afirmación sencilla y sensata. O la gente era más inteligente entonces o la industria multinacional de las evaluaciones estandarizadas era más débil.

Cabe esperar que, dentro de una generación, el 30º aniversario de la IE marque el inicio de una profunda transformación de la educación para devolver al alumnado la alegría de aprender.

Los y las jóvenes con talento buscarán carreras en la educación. Los y las docentes con experiencia querrán seguir ejerciendo una profesión apasionante, valorada y gratificante. Si la historia nos enseña algo hoy, es que todo es posible.

1. ^

John Dewey (1859-1952) fue un profesor y filósofo estadounidense. Uno de los primeros miembros de la American Federation of Teachers, percibía la educación como una democracia viva y una fuerza poderosa para el cambio social.

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.