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Internacional de la educación
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Liberia: lucha docente por un salario digno

publicado 8 agosto 2011 actualizado 29 agosto 2011

Los miembros de la National Teachers Association of Liberia (NTAL) han puesto en marcha una campaña de salario digno para los docentes escolares y trabajadores de la educación.

En Liberia, el sueldo del profesorado profesional es actualmente de 100 dólares norteamericanos mensuales; con esto no les alcanza para cubrir sus necesidades en un país donde los precios de los alimentos y la inflación se han disparado en los últimos años. Los y las docentes que viven y trabajan en zonas rurales lo tienen aún peor: debido a las distancias, muchos y muchas profesionales se dejan en el precio del viaje hasta la mitad del salario para acudir a los centros administrativos a recoger el sueldo.

En Liberia, al igual que en otros muchos países del África subsahariana ricos en recursos naturales, la población vive sumida en la gran pobreza. Mientras más del 85% de la población liberiana vive por debajo del umbral de la pobreza, las multinacionales obtienen millonarios beneficios de los recursos del país, entre ellos el mineral de hierro y el caucho. No sólo eso, sino que las grandes corporaciones se dedican actualmente a comprar licencias para explorar el potencial de hidrocarburos de la costa liberiana, que se cree podría ser enorme.

NTAL ha documentado la experiencia de los docentes de Liberia trabajando con recursos insuficientes en aulas abarrotadas. Los administradores no tienen más remedio que poner dinero propio para comprar tiza y otro material escolar básico.

El gobierno, desde su compromiso con la educación para todos, ha eliminado la tasa de matrícula primaria. En cambio, el bajo nivel de renta familiar está sin compensar.

NTAL reclama con esta campaña el 25% del PIB del país para educación.

Ellen Varfley, presidenta de NTAL, declaró: “NTAL lleva activa desde 1938. Sin embargo, no tiene reconocidos derechos de negociación. El personal docente no tiene para pagar sus cuotas y el sindicato carece de oficinas. Tras dos guerras civiles, seguimos trabajando en condiciones espantosas. Necesitamos recursos y servicios básicos para funcionar”.