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Internacional de la educación
Internacional de la educación

Educación intercultural y convivencia escolar

publicado 28 marzo 2011 actualizado 13 abril 2011

En los centros de enseñanza de los que tenemos noticias se percibe un modelo asimilacionista a partir de un currículo de igual forma asimilacionista. Las actitudes del profesorado de Secundaria suelen ser favorables a la educación intercultural, si bien es cierto que existe una proporcionalidad evidente entre la actitud favorable y la formación del profesorado

Parece obvio que formación del profesorado y propuesta curricular son dos elementos centrales para una educación intercultural adecuada. Uno de los principales problemas para los profesores que atienden al alumnado inmigrante es la falta de comunicación con éste, no sólo lingüística, sino también social. A menudo se produce un choque cultural que supone una actitud de sumisión por parte del alumnado inmigrante con el objetivo de ser aceptado en el grupo. El profesorado afirma no tener recursos para mediar en este conflicto. La diversidad en el aula genera un elemento más de tensión a las ya de por sí pobladas aulas, ya que el profesor no puede prestar la atención necesaria a la diversidad.

Integración e identidad cultural

Las líneas generales de un posible plan de atención al alumnado extranjero para fomentar la interculturalidad y evitar la formación de guetos en los centros deberían incluir una reflexión profunda sobre una serie de conceptos y su aplicación. Formación del profesorado, introducción de mediadores interculturales y coordinadores educativos, programas de acogida y adaptación lingüística, aulas y currículos interculturales, actuaciones con la familia, así como cursos de idiomas y enseñanza no reglada impartidos por organizaciones no gubernamentales y sindicatos, son todos puntos de partida necesarios.

Hay que favorecer la integración del alumnado inmigrante en su nuevo entorno social y escolar sin por ello olvidar su identidad cultural, para ayudarle a  que desarrolle las estrategias necesarias para una comunicación efectiva, utilizando los conocimientos y experiencias previamente adquiridos en su lengua materna.

Es importante asimismo fomentar el desarrollo de actitudes de integración escolar y social, solidaridad y cooperación y el rechazo a comportamientos intolerantes, racistas, xenófobos o de marginación social. Es esencial impulsar el intercambio cultural dentro del aula, estimulando el conocimiento, el respeto y valoración de los rasgos culturales específicos de cada grupo social.

Finalmente, es necesario resaltar la necesidad de medidas urgentes como la de instaurar la figura de un coordinador en educación intercultural  que asuma seriamente este proyecto a partir de un Plan de Atención Educativa Intercultural.

Un proyecto de éxito escolar

Las llamada políticas de excelencia han consistido hasta ahora en una intensificación de las metodologías y técnicas pedagógicas más tradicionales, eso sí, tamizadas por el uso de tecnologías rabiosamente actuales. Se ha otorgado prioridad a determinadas materias del currículo-veánse las evaluaciones PISA o las pruebas diagnósticas-en detrimento de las más expresivas y humanizadoras; en un énfasis enfermizo por las evaluaciones internas y externas como forma de control de lo que es considerado importante. Se ha producido una mercantilización de los centros, obligados a competir entre ellos para atraer a los mejores alumnos y evitar a los que, presuntamente, presentan más dificultades; se ha introducido un nuevo gerencialismo en las formas de gobierno y relación en detrimento de la democracia, y un canto a la “autonomía” que encierra una tendencia de los poderes públicos a dimitir de su responsabilidad de garantizar una educación de calidad para todos y todas.

En este sentido, las políticas de excelencia no podrían ser más opuestas  a las políticas de equidad, que apuntan por la inclusión, por la comprensividad, por las competencias básicas, por la funcionalidad de los aprendizajes y por la pedagogía progresista. Es necesaria La revisión del currículo escolar para hacerlo más científico, funcional e inclusivo, y luchar contra todas las formas de discriminación.

La Educación Intercultural quiere ser un proyecto cultural congruente con la función de los centros educativos en una sociedad que valora como nunca la información y el conocimiento. Un proyecto despojado de sus sesgos etnocéntricos, machistas y homófobos. Un proyecto ético, porque el aprendizaje de la convivencia es un reto fundamental, porque necesitamos forjar verdaderos héroes, capaces de resistir las pulsiones más gregarias y acomodaticias, de asumir la responsabilidad de las propias decisiones, de rebelarse contra las injusticias, de no sacrificar la libertad individual ante las ofertas de más seguridad y de mantener, en definitiva, la dignidad.

Por José Campos Trujillo, Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras, (FECCOO), España

Este articulo fue publicado en Mundos de la Educación, No. 37, abril 2011.