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Mundos de la Educación

Photo: Marcel Crozet / ILO.
Photo: Marcel Crozet / ILO.

“¿Qué pasa con el Convenio núm. 190 en Túnez? Eliminar la violencia y el acoso en el mundo del trabajo”, por Emna Aouadi.

publicado 9 noviembre 2020 actualizado 9 noviembre 2020
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La Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptó en junio de 2019 el Convenio núm. 190 relativo a la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. Los sindicatos reclamaban desde hacía tiempo un instrumento de este tipo, por lo que celebramos especialmente la adopción de este texto.

El Convenio núm. 190, así como la Recomendación núm. 206, que elabora en mayor detalle las diferentes cuestiones con el fin de ayudar a desarrollar la legislación y las normativas, se refiere a la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. El texto es fruto de un proceso de casi cinco años y constituye la prueba tangible del valor y la fuerza del diálogo social. El hecho de que fuera redactado por un órgano tripartito (gobiernos, organizaciones de empleadores y organizaciones de trabajadores) garantiza que los intereses de los tres actores se tuvieran en cuenta.

El convenio ha entrado en vigor 12 meses después de la fecha de su ratificación en dos países: Uruguay y Fiyi.

El convenio en detalle

El Convenio núm. 190 de la OIT representa un paso importante hacia la protección de las trabajadoras, ya que forma parte de la lucha más amplia por la igualdad de género. Los sindicatos de Túnez, junto con la Internacional de la Educación (IE), invitan a las afiliadas a hacer presión para que las autoridades competentes de sus países lo ratifiquen.

El convenio protege a los trabajadores y las trabajadoras, con inclusión de los asalariados según se definen en la legislación y la práctica nacionales, así como a las personas que trabajan, independientemente de su situación contractual, a las personas en formación o aprendizaje, a los voluntarios, a las personas en busca de empleo y a los individuos que ejercen la autoridad, funciones o responsabilidades en el lugar de trabajo. Se aplica a tanto al sector público como al privado, a la economía tanto formal como informal, en zonas urbanas y en zonas rurales. También se aplica a la violencia y el acoso en el mundo del trabajo que ocurren durante el ejercicio del trabajo, en relación con el trabajo o como resultado del mismo. Abarca también la violencia y el acoso que impliquen a terceros que no tengan una relación de empleo ni contractual con una empresa o autoridad.

Siguientes pasos en Túnez

Túnez ha ratificado la mayoría de los convenios internacionales de la OIT, así como los convenios sobre derechos humanos de las Naciones Unidas y sus organismos. El Parlamento también adoptó, en julio de 2017, la Ley núm. 58 relativa a la eliminación de la violencia contra las mujeres,la cual entró en vigor en febrero de 2018. Sin embargo, el Gobierno todavía no ha iniciado los procedimientos para ratificar el Convenio núm. 190.

Para lograr que el Gobierno dé este paso se requerirán mayores esfuerzos y acciones sindicales colectivas. Se debe instar y convencer al Gobierno para que acelere los procedimientos que protegen a los trabajadores y las trabajadoras y haga frente a la creciente violencia y acoso en la sociedad tunecina. Es una amenaza para la sociedad. Además, repercute negativamente en las relaciones laborales, la producción y la economía nacional.

¿Qué cambia con el convenio?

El valor del convenio radica en sus fundamentos y su ámbito de aplicación, que buscan proteger a los trabajadores y las trabajadoras y las personas en el mundo del trabajo en todos los sectores. También preconiza la prevención, que consiste en concienciar a los empleadores, los trabajadores y sus representantes sobre el acoso y la violencia en el trabajo y proporcionarles un marco orientado a la acción para identificar, prevenir y gestionar los problemas de acoso y violencia en el trabajo.

Por este motivo, deberíamos hacer un gran hincapié en las leyes, las normativas y las políticas en el plano nacional. La orientación, la educación y la formación podrían ser las herramientas principales. Se podría hacer a través de programas de empoderamiento, campañas de sensibilización y educación.

Las autoridades públicas tienen el deber de identificar los sectores donde los trabajadores y las trabajadoras están más expuestos al riesgo de sufrir violencia o acoso y adoptar medidas para protegerlos. Entre las medidas que se pueden adoptar cabe mencionar: políticas en el lugar de trabajo, evaluaciones de los riesgos psicosociales, identificación de peligros y suministro de información y formación.

¿Cómo fomentar su ratificación?

En vista del silencio del Gobierno de Túnez en torno al inicio de los procedimientos para ratificar el Convenio núm. 190, los sindicatos de la educación afiliados a la Unión General de Trabajadores de Túnez (UGTT), el único negociador legítimo para todos los trabajadores y las trabajadoras, están cooperando para presionar al Gobierno tunecino para que ratifique el convenio. La labor de los sindicatos consiste en las siguientes acciones:

  • llevar a cabo campañas de sensibilización;
  • realizar actividades de promoción y movilización internas y externas;
  • hacer un seguimiento de las violaciones y registrar los casos de violencia y acoso en el trabajo en todas sus formas;
  • establecer un centro de apoyo para las víctimas de la violencia y el acoso;
  • preparar y finalizar informes periódicos para el Gobierno de Túnez y la OIT, y
  • hacer hincapié en la importancia del convenio en el diálogo social y ejercer presión para incluirlo como una cláusula en los convenios colectivos.

Una necesidad urgente

La importancia de la ratificación del Convenio núm. 190 ha resultado ser todavía mayor durante la pandemia de COVID-19.

Los casos de violencia y acoso en el mundo del trabajo han aumentado. Una de las consecuencias principales es la violencia económica experimentada por las mujeres, la cual consiste en el cierre ilegal de lugares de trabajo, la suspensión y la pérdida del empleo y el trabajo de cuidados no remunerado en el entorno familiar, entre otras cosas.

Por desgracia, la violencia económica agrava la pobreza y pone en peligro el nivel educativo y las oportunidades de desarrollo de las mujeres y, lo que es peor, lleva a la violencia física.

En el contexto de la pandemia, la UGTT, en colaboración con los sindicatos de la educación, continúa trabajando en pro de la eliminación de la violencia en el lugar de trabajo mediante la organización de una serie de simposios de sensibilización y orientación para los dirigentes y las dirigentes de los sindicatos en los que se analizan las dimensiones de género del brote de COVID-19.

Esta labor se ha realizado en colaboración con la IE y otras federaciones sindicales internacionales.

La UGTT y los sindicatos de la educación decidieron utilizar ejemplos positivos del trabajo que han realizado anteriormente para llevar a cabo campañas específicas sobre las dimensiones de género de la pandemia de COVID-19. También decidieron hacer uso de los conocimientos especializados generados en la Universidad de Educación Primaria a través de diversos programas de formación destinados a abordar y combatir la violencia de género.

Todo ello se basa en la convicción de que el profesorado tiene el poder de cambiar la cultura imperante y contribuir a propiciar un cambio más amplio en la sociedad y promover una cultura basada en los derechos humanos, las libertades, la dignidad y la igualdad.

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.