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Uganda: La Internacional de la Educación condena el atroz atentado en la escuela secundaria de Lhubiriha

publicado 19 junio 2023 actualizado 20 marzo 2024

La Internacional de la Educación, la federación mundial de educadores y educadoras, condena enérgicamente el espantoso ataque a la escuela secundaria de Lhubiriha en Mpondwe (Uganda) y se solidariza con las familias y las comunidades afectadas por este devastador acto de violencia.

La Internacional de la Educación solicita además a las autoridades que investiguen y juzguen a los responsables de esta masacre y hace un llamamiento a todos los grupos armados para que respeten las escuelas como refugios seguros donde los y las estudiantes pueden aprender y prosperar.

Las autoridades informan de que al menos 41 personas, en su mayoría estudiantes, fueron asesinadas el pasado 16 de junio durante un atentado nocturno a la residencia de estudiantes de la escuela secundaria de Lhubiriha, en Mpondwe (Uganda), cerca de la frontera con la República Democrática del Congo. Según testigos e informes de prensa, las víctimas murieron por disparos, machetazos y por quemaduras. Algunos estudiantes siguen desaparecidos y se cree que han sido secuestrados. El atentado se atribuye al grupo rebelde conocido como Fuerzas Democráticas Aliadas.

“Todos los niños y todas las niñas tienen derecho a la educación en un entorno seguro y libre de violencia y acoso”, ha declarado David Edwards, secretario general de la Internacional de la Educación. “Las autoridades deben tomar medidas para prevenir este tipo de ataques contra escuelas, proteger la vida de los niños y las niñas y garantizar su derecho a la educación. Nos solidarizamos con nuestros miembros de Uganda, con el Uganda National Teachers’ Union y con toda la comunidad educativa en su duelo con las víctimas y sus familias”.

Más allá del riesgo directo de violencia y explotación al que se enfrentan estudiantes y docentes, este tipo de ataques contra las escuelas tiene un impacto devastador en el derecho a la educación de los niños, especialmente de las niñas.

El director regional para África de la Internacional de la Educación, Dennis Sinyolo, ha hecho un llamamiento a “las autoridades educativas de todo el continente para que garanticen unos entornos de enseñanza y aprendizaje que ofrezcan apoyo, comodidad, seguridad y protección para todos y todas. Es un prerrequisito fundamental para lograr una educación de calidad y proteger el derecho de los niños y las niñas a la educación”.

El Uganda National Teachers' Union (UNATU) afiliado a la Internacional de la Educación ha publicado un mensaje en el que expresa sus condolencias y solidaridad con todas las personas y comunidades afectadas. UNATU reiteró la necesidad de escuelas y espacios educativos seguros en los que los valores de la no violencia, cooperación, tolerancia y respeto sean diseminados tanto entre el personal escolar y el estudiantado como en la comunidad educativa en su totalidad.

Los ataques en Uganda son poco frecuentes, pero en junio de 1998, 80 estudiantes murieron debido a quemaduras en sus dormitorios en un asalto al instituto técnico de Kichwamba, cerca de la misma frontera. Más de 100 estudiantes fueron secuestrados.

La Internacional de la Educación reafirma su compromiso de abogar por “el derecho a la educación en condiciones de seguridad y hace un llamamiento a la comunidad internacional, a los Gobiernos y a todas las partes en conflicto para que reconozcan y respeten el derecho de todos los niños y todas las niñas, así como adultos y adultas, a una educación segura en un entorno de aprendizaje pacífico, y exige que respeten las instituciones educativas como refugios seguros”.

Como se afirma en la Declaración “Las escuelas deben ser zonas de paz”, la IE insta “al personal docente, sus sindicatos, las organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil a que se unan a las campañas de solidaridad en apoyo a las víctimas de los ataques y las amenazas de ataque, como medio para presionar a los Gobiernos y la comunidad internacional con vistas a que tomen medidas para acabar con la impunidad, proteger a estudiantes, personal académico y demás personal de la educación, y para convertir las instituciones educativas en refugios seguros en los que el alumnado goce de igualdad de oportunidades para alcanzar su potencial personal y convertirse en personas defensoras de la paz en el mundo”.