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Mundos de la Educación

La educación en la era de la inteligencia artificial: la necesidad de un diseño cuidadoso

publicado 4 diciembre 2025 actualizado 3 diciembre 2025
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La educación se enfrenta a una serie de desafíos, como la escasez de docentes, la disminución de los resultados académicos formales y el aumento de la heterogeneidad en las aulas. Al mismo tiempo, el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) ofrece nuevas oportunidades de innovación, eficiencia y aprendizaje personalizado. Sin embargo, el debate sobre la IA en la educación a menudo es intenso y existencial. Algunas personas consideran la IA la panacea para muchos retos educativos, mientras que otras la consideran una amenaza para la esencia misma de la calidad de la educación. Posiblemente, una respuesta más productiva tiene en cuenta ambos puntos de vista. En lugar de abordar la IA con un optimismo o un temor ciegos, abogamos por una visión posibilista de la IA en la educación. Esto implica reconocer tanto el potencial como los peligros de la IA, así como el hecho de que el valor educativo de la IA no se deriva principalmente de la tecnología en sí, sino de cómo la utilizamos como apoyo del aprendizaje significativo.

Tomemos como ejemplo uno de los retos más persistentes en la educación: la heterogeneidad en las aulas. Las herramientas de IA pueden dar cabida a esta heterogeneidad y adaptar la enseñanza a cada estudiante, proporcionar observaciones específicas y ofrecer oportunidades de práctica diferenciadas. Sin embargo, para alcanzar el potencial de personalización se deben establecer condiciones claras. Entre otras, son muy recomendables: acuerdo respecto de los objetivos de aprendizaje, plataformas seguras para utilizar de forma responsable la IA, algoritmos de IA que reflejen conocimientos establecidos sobre el aprendizaje y la enseñanza, docentes profesionales que tomen decisiones educativas adecuadas teniendo en cuenta datos generados por la IA y estudiantes bien con adecuada preparación y autorregulación.

IA y calidad de la educación

Lograr una educación de calidad es importante para nuestro futuro. Empodera a la siguiente generación para configurar de modo significativo nuestra sociedad. Por consiguiente, es importante reflexionar sobre los objetivos educativos que están en juego. Estos objetivos están relacionados con las habilidades que queremos que desarrolle el alumnado (las cuales incluyen conocimientos y competencias), sin dejar de lado la importancia de abordar la sensibilidad del estudiantado respecto del cuándo y cómo aplicar sus conocimientos y competencias, y su disposición a hacerlo responsablemente. En un contexto en el que la IA es una parte inseparable de las vidas del estudiantado, es más importante que nunca dotarles de conocimientos profundos en esta esfera y capacidades de regulación para utilizar la IA con criterio y de forma constructiva.

Desde una perspectiva posibilista, se puede asumir que la IA ofrece oportunidades para impulsar una educación de calidad si está bien diseñada y se integra adecuadamente en las prácticas educativas. Al mismo tiempo, sería ingenuo asumir que la IA como tal mejorará incondicionalmente la educación. Se deben reunir determinadas condiciones para poder utilizar al máximo el potencial de la IA en pro de la calidad de la educación. Destacamos tres condiciones: políticas favorables, docentes profesionales y sistemas de IA sólidos desde el punto de vista pedagógico.

Políticas educativas favorables

Una visión coherente de la IA en la educación exige marcos de política claros que sirvan de orientación y que no solo describan lo que la IA puede lograr en la educación, sino principalmente lo que se recomienda en lo relativo a la integración ética y sostenible de la IA en la educación. También resultan favorables para las escuelas las políticas que garantizan una seguridad jurídica sobre dónde y cómo utilizar la IA en contextos educativos, infraestructura digital segura y accesible en las escuelas, oportunidades de aprendizaje profesional para los responsables de los centros escolares, coordinadores de TIC, docentes y estudiantes, y modelos organizativos flexibles que permitan a las escuelas no solo cambiar las prácticas educativas tradicionales a través de la IA, sino también transformar el sistema educativo cuando sea necesario.

Docentes profesionales

La IA puede empoderar al profesorado, pero no puede sustituirlo. Idealmente, la IA actúa como un copiloto, complementando la inteligencia humana en lugar de reemplazarla. Si se utiliza de manera prudente, la IA puede funcionar como un exoesqueleto y asistir al profesorado antes, durante y después de la enseñanza. Antes de la enseñanza, por ejemplo, puede proponer ejemplos pertinentes y ayudar a diseñar el entorno de aprendizaje. Durante la enseñanza, puede ayudar al profesorado a constituir de forma consciente grupos para el trabajo en equipo, señalar estudiantes que puedan necesitar apoyo adicional o proporcionar observaciones inmediatas sobre errores conceptuales y dificultades de aprendizaje frecuentes. Después de la enseñanza, el profesorado puede reflexionar utilizando paneles impulsados por IA que visualizan el progreso del alumnado, emplear la IA para analizar enfoques educativos de seguimiento que refuercen el aprendizaje y apoyarse en la IA para evaluar el trabajo de los estudiantes. Sin embargo, desde nuestra perspectiva, es crucial que la persona docente mantenga el control. El juicio profesional, la empatía y la conciencia contextual no pueden codificarse fácilmente en algoritmos. Para que la IA aporte verdadero valor, el profesorado necesita una sólida experiencia profesional y un sano escepticismo hacia los sistemas de IA. La IA debe apoyar, no dictar, su práctica docente.

Sistema de IA fundamentados en la educación

Por último, las propias herramientas de IA son importantes para alcanzar su potencial. Las escuelas necesitan herramientas de IA fundamentadas en la teoría y en las pruebas, que estén diseñadas conforme a lo que sabemos sobre cómo aprenden las personas y respondan a las necesidades del alumnado. Esto significa que el desarrollo de aplicaciones educativas basadas en la IA no debe estar impulsado principalmente por consideraciones tecnológicas o económicas, sino que debe anteponer el valor educativo a todo. Una manera de fomentar el desarrollo de herramientas de IA con fines educativos es mediante el diseño conjunto, donde quienes desarrollan colaboran con docentes, equipos investigativos y responsables de la formulación de políticas para garantizar que lo que es tecnológicamente posible se convierta también en valioso desde el punto de vista educativo.

Por último, si queremos abordar de manera significativa los retos a los que se enfrentan las escuelas, no servirá de nada mantener la educación artificialmente separada de los avances en IA. No podemos ignorar el hecho de que tanto estudiantes como docentes ya están utilizando la IA. Para que lo que es deseable desde el punto de vista educativo sea también viable en las escuelas, necesitamos un debate fundamental sobre qué objetivos queremos que intente cumplir la educación, qué implica esto para la evaluación de dichos objetivos y cómo podemos organizar la educación en un contexto de IA. Solo entonces la IA contribuirá a hacer que la educación sea aún mejor.

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.