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Internacional de la educación
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Colombia: los asesinatos de docentes continúan en 2011

publicado 31 enero 2011 actualizado 31 enero 2011

La IE condena el brutal asesinato del sindicalista docente colombiano Manuel Esteban Tejada el 10 de enero. En 2010, la cifra de docentes sindicalistas asesinados en Colombia fue de 27.

Manuel Esteban Tejada estaba afiliado al sindicato de docentes colombiano FECODE, sectorial de ADEMACOR, Córdoba. Era profesor en el centro educativo Palma Soriana.

La IE ha transmitido su apoyo a su afiliada la Federación Colombiana de Educadores (FECODE), y le ha dado el pésame a la familia y compañeros de Manuel y a los líderes sindicales de ADEMACOR.

Un informe de la IE sobre la violencia contra los docentes en Colombia, publicado en 2009, muestra que Córdoba, junto con Antioquia y Valle del Cauca, son los departamentos donde los asesinatos de sindicalistas docentes son más frecuentes.

La violación del derecho a la vida sigue siendo una forma sumamente habitual de violencia política en Colombia, y los docentes del movimiento sindical representan una alta proporción de las víctimas. Se estima que 27 de los 46 sindicalistas asesinados en 2010 eran docentes. De esos 27 sindicalistas docentes, siete habían sido miembros de ADEMACOR.

La IE se ha unido a la FECODE para exigir que el Ministerio de Educación e Interior de Colombia, la Procuraduría General y el Vicepresidente responsable de los derechos humanos, rompan el ciclo de impunidad existente llevando a cabo de manera concluyente una investigación de este crimen y castigando a los responsables con toda la fuerza de la Ley. La IE también solicita que se implementen unas medidas sólidas para proteger a los docentes y sindicalistas.

Las políticas de la IE llevan mucho tiempo insistiendo en que las escuelas han de ser lugares sagrados seguros y zonas de paz.

El Secretario General de la IE, Fred van Leeuwen, dijo: “Es responsabilidad de los gobiernos y de la comunidad internacional asegurarse de que los estudiantes, los docentes, las escuelas y las universidades estén protegidos, que los perpetradores de las agresiones sean castigados y que la educación se convierta en una fuerza para la paz.

“Estos ataques violan el derecho humano más básico de los estudiantes y los docentes: el derecho a la vida y el derecho a la educación.”