Ei-iE

Mundos de la Educación

“Gestión de la crisis de la COVID-19 en la educación: ¿Qué nos revela TALIS 2018?”, por John Bangs

publicado 25 marzo 2020 actualizado 27 marzo 2020
Escritos por:

El Estudio Internacional sobre la Enseñanza y el Aprendizaje (TALIS) 2018 se publicó el 23 de marzo. Por primera vez, el director de Educación y Competencias de la OCDE, Andreas Schleicher, presentó el informe remotamente debido a la crisis de la COVID-19. La OCDE había tomado —con acierto— la difícil decisión de publicar su informe ahora, antes de que las cosas empeoraran, a pesar de la saturación de los medios de comunicación con la cobertura de la crisis.

En circunstancias normales, el TALIS merecería una mayor resonancia. Probablemente sea el estudio internacional sobre las opiniones de los docentes más amplio que jamás haya publicado una organización intergubernamental. El TALIS, que recopila todos los datos de ambos volúmenes del TALIS 2018, formula no menos de 43 recomendaciones que abarcan todos los aspectos de las políticas relativas a los docentes.

Sin embargo, Schleicher no solo se centró en el informe. En su presentación y el blog que la acompañaba se examinaban las conclusiones del TALIS a través de la perspectiva de la crisis provocada por la actual pandemia. A su juicio, las recomendaciones de políticas del TALIS, en vez de estar formuladas fuera de plazo, representaban una estrategia para que las comunidades educativas, por un lado, puedan hacer frente a la crisis y, por otro lado, se renueven. Schleicher señaló que no era el momento de desesperar. Tanto los docentes como los responsables de la formulación de políticas han mostrado voluntad y solamente una conducta consciente podría evitar una descomposición de nuestros sistemas educativos. Schleicher, al tiempo que destacaba que la adopción de un aprendizaje en línea realmente podría acentuar la desventaja de los estudiantes, argumentó que la mejor manera de reducir las diferencias era empoderar al profesorado para que innove y tome el control de su vida profesional. Añadió que, lejos de que la pandemia restara relevancia al TALIS, el estudio contenía muchos indicadores sobre el modo en que los sistemas educativos podrían adaptarse, y la voluntad de acometer esa renovación proviene de la propia profesión docente.

Este es un gran cambio para la OCDE, y esto es sumamente significativo. Al igual que la Internacional de la Educación y el Comité Sindical Consultivo de la OCDE, la Organización está elaborando políticas proactivas y facilitando asesoramiento sobre la manera de mantener los sistemas educativos. Su enfoque es similar al de la IE y merece la pena preguntarse cómo. Los pasajes nuevos más significativos del TALIS consisten en propuestas sobre el modo en que los docentes pueden asumir el control de sus vidas profesionales y ser responsables de la innovación a través del liderazgo del profesorado. Parte de ese enfoque es una nueva sección sobre las fuentes y los niveles de estrés que afrontan los docentes. Es significativo que estas conclusiones existan en lo más mínimo. Desde 2015, la IE ha trabajado con la OCDE en la manera de prestar atención en el estrés de los docentes, a pesar de las dudas de algunos países sobre si deberían formularse preguntas al respecto. Representan un reconocimiento importante de las preocupaciones de la IE. De hecho, las conclusiones del TALIS constataron todo aquello que los sindicatos de docentes han trasladado a la IE. El informe reveló que solo el 9% de los docentes declaró no haber sufrido estrés alguno, mientras que el 18% señaló haber experimentado mucho estrés, aunque este dato presentaba un gran nivel de variación entre países.

En la IE, al igual que hacen en la OCDE, creemos que existe una relación evidente entre el liderazgo de los docentes y la eliminación del estrés del profesorado. Una cadena virtuosa vincula a los docentes con autoconfianza con altos niveles de autoeficacia y con la eliminación del estrés. Los docentes que saben que pueden innovar para sortear los desafíos pedagógicos y sociales no afrontan exigencias sobre las que no tienen ningún control. Esto nunca ha cobrado tanta importancia como ahora. La innovación a través del aprendizaje a distancia no se puede orientar de arriba hacia abajo. Las formas autocráticas de liderazgo escolar solo conseguirán interponerse en el camino de los docentes que colaboran para explorar las mejores formas de utilizar la tecnología.

Un aspecto evidente del TALIS es que, si se les otorgan a los maestros de aula una voz e influencia mucho mayores, no solo en su enseñanza, sino también en el funcionamiento de las escuelas y de los propios sistemas educativos, es mucho más probable que las comunidades escolares no se vean perjudicadas irreversiblemente por la COVID-19.

En resumidas cuentas, si los sistemas educativos han de renovarse tras la pandemia, la intervención de una profesión docente segura, altamente calificada y autónoma es esencial, como lo son las organizaciones que la representan. En realidad, el TALIS reconoce considerablemente la importante función que desempeñan la Internacional de la Educación y el Comité Sindical Consultivo en la elaboración y la implementación del TALIS, así como el papel que pueden tener los sindicatos de la educación para influir en las políticas gubernamentales.

El TALIS representa una fuente muy importante de evidencias para los docentes, el personal de apoyo escolar y los responsables de la formulación de políticas. La propia colaboración de la Internacional de la Educación con las organizaciones afiliadas está generando un banco de ideas e innovaciones sin igual que contribuirá a proteger la educación pública para todos. Ahora es el momento, más que nunca, de que las organizaciones mundiales y sus miembros colaboren para garantizar el avance, y no el retroceso, de la educación en tiempos de crisis.

--

Nota: El Comité Sindical Consultivo celebra un seminario web el 27 de marzo con la OCDE sobre la crisis de la COVID-19 y los sistemas educativos en el que participará la IE.

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.