El uso de la inteligencia artificial: Conclusiones del estudio TALIS 2024
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Los sistemas educativos de todo el mundo se preguntan si incorporar la inteligencia artificial a la enseñanza y el aprendizaje y cómo hacerlo. A la vanguardia de estas conversaciones se sitúa el personal educativo, que, además de supervisar el uso que hace el alumnado de esta tecnología, debe decidir si emplearla en su día a día.
El Estudio Internacional sobre la Enseñanza y el Aprendizaje (TALIS) de 2024 recopiló datos sobre el grado de adopción de la inteligencia artificial entre el profesorado, los fines para los que se utiliza y las opiniones que suscita.
El profesorado ya está usando la inteligencia artificial
Alrededor del 41 % de las y los docentes de la OCDE recurren a la inteligencia artificial para su labor (datos recogidos en 2024), una cifra que varía del 75 % de los Emiratos Árabes Unidos y Singapur al 14 % en Francia. Entre el profesorado que emplea esta tecnología, los usos más habituales son obtener de forma eficaz conocimientos sobre un tema y resumirlo (68 %) y crear actividades o unidades didácticas (64 %). Los fines menos extendidos son la evaluación o valoración de los trabajos del estudiantado (26 %) y la revisión de los datos sobre la participación o los resultados del estudiantado (25 %).
El profesorado reconoce el tremendo potencial de la inteligencia artificial para mejorar la educación. Por ejemplo, el 52 % considera que puede servirle al personal docente para adaptar los materiales pedagógicos a las distintas capacidades de sus estudiantes. Por otra parte, también existe una clara percepción de los riesgos que plantea la inteligencia artificial. Un 72 % del profesorado cree que puede llevar al estudiantado a malinterpretar su trabajo y el 66 % opina que hace recomendaciones incorrectas o inadecuadas.
Para el personal docente que no usa la inteligencia artificial, el motivo más frecuente es la carencia de los conocimientos y las habilidades necesarias para hacerlo (75 %). No obstante, solo un 48 % considera que esta tecnología no debería emplearse en la enseñanza, lo que sugiere que muchas personas desearían incorporarla a sus clases, pero no saben cómo. La razón menos habitual para no utilizarla es la prohibición de uso en las escuelas (12 %).
Los sistemas educativos están formando sobre cómo utilizar la inteligencia artificial
Los sistemas educativos se han adaptado con rapidez a este entorno pedagógico cambiante. Alrededor del 38 % del profesorado de la OCDE afirma que las actividades de formación profesional realizadas durante el último año han incluido el uso de la inteligencia artificial. Sin embargo, algunos sistemas han sido más rápidos que otros. En Singapur, casi el 76 % del profesorado ha participado en cursos sobre el uso de esta tecnología frente a solo el 9 % en Francia.
Existe una sólida correlación entre la participación del personal docente en actividades de desarrollo profesional sobre inteligencia artificial y su empleo en la docencia. Se trata de una evolución positiva, como sugiere el hecho de que el profesorado no esté utilizando la inteligencia artificial de forma independiente. En su lugar, son los sistemas educativos los que están brindando asesoramiento para usar la tecnología de forma productiva y segura.
Las principales utilidades de la inteligencia artificial para el profesorado
El estudio TALIS también recopila información sobre las actividades rutinarias del personal docente y sus niveles de estrés. Una tendencia constante es que el exceso de trabajo administrativo es uno de los factores más estresantes para la comunidad pedagógica. Son más los y las docentes que identifican este elemento como una fuente importante de estrés (52 %) que los que señalan al mantenimiento de la disciplina en el aula (45 %) y a la obligación de impartir demasiadas clases (31 %).
A pesar de que no todo el trabajo administrativo resulta igual de estresante, el volumen total tiene una gran importancia. En Corea, por ejemplo, el profesorado dedica de media seis horas semanales a las labores burocráticas. En Japón y Sudáfrica, este tiempo es de casi cinco horas a la semana, en comparación con las menos de tres horas de media en el resto de la OCDE. En estos tres países, la proporción de docentes que cree que la inteligencia artificial puede ayudar al profesorado a automatizar las tareas administrativas es más alta que la media de la OCDE.
Existe la posibilidad de que la inteligencia artificial alivie la carga burocrática que soporta el personal educativo, ya que este ámbito es más fácil de automatizar que otros aspectos de la docencia. La inteligencia artificial puede ayudar a rellenar papeleo y a comunicar los avances del estudiantado a las familias de un modo más eficaz. De ese modo, el profesorado no solo sufriría menos estrés, sino que tendría más tiempo para dedicar a la tarea que mejor desempeña: la enseñanza.
Nota: Las estadísticas de este artículo se refieren a profesorado de los primeros cursos de secundaria.
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.