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Mundos de la Educación

Credits: Kevin Oliver via Flickr
Credits: Kevin Oliver via Flickr

La libertad académica y la Recomendación de la UNESCO de 1997: una visión desde Europa

publicado 5 noviembre 2017 actualizado 21 noviembre 2017
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Para los sindicatos del sector de la enseñanza superior y la investigación, el Día Mundial de los Docentes de este año reviste de una gran trascendencia.

Esto se debe a que en 2017 conmemoramos el 20° aniversario de la Recomendación de la UNESCO de 1997 relativa a la Condición del Personal Docente de la Enseñanza Superior.

La recomendación de la UNESCO sigue siendo el instrumento internacional más importante a la hora de definir los parámetros necesarios para la libertad académica y de ofrecer alguna forma de recurso posible para los sindicatos de la enseñanza. Uno de los puntos fuertes del documento es su lenguaje contundente al referirse a los vínculos entre la libertad académica y la ‘autonomía y colegialidad de la gestión’. Por ejemplo, con el fin de garantizar la colegialidad, afirma que el personal docente debería “ tener derecho a elegir una mayoría de representantes en los órganos académicos de la institución de enseñanza superior”. Asimismo, la recomendación sitúa la seguridad laboral en el centro de la libertad académica y alega que la titularidad “ deberá garantizarse en la medida de lo posible”. Ambas posturas están en consonancia con los enfoques sindicales en lo que se refiere a la protección de la libertad académica, pero están cada vez más amenazadas como consecuencia del enfoque empresarial y la temporalidad.

Por otra parte, en muchas partes del mundo, incluso en Europa, los gobiernos atacan directamente la libertad académica y la autonomía institucional. La agresión más seria en el Espacio Europeo de Educación Superior (EHEA, por sus siglas en inglés) se ha producido en Turquía, donde muchos miembros del personal han sido blanco de despidos en sus puestos de trabajo. Además de los despidos masivos de personal universitario, durante la campaña de represión de las autoridades turcas se han cerrado quince universidades privadas y cientos de académicos y estudiantes han sido detenidos.

Pero este problema no afecta solamente a Turquía. Este año hemos visto un gran desafío a la autonomía institucional y a la libertad académica en un estado miembro de la UE (a saber, el ataque legislativo del gobierno húngaro a la Universidad de Europa Central). De una manera menos drástica, la libertad académica en Europa sigue siendo socavada por la comercialización de la enseñanza superior a través de la creciente utilización de la financiación vinculada a los resultados, la influencia de valores empresariales en la gobernanza universitaria y el incremento de los contratos temporales. La investigación también se ve gravemente afectada por estas tendencias neoliberales. Por ejemplo, un modelo de financiación cada vez más selectivo y economicista presiona a los académicos para que lleven a cabo investigaciones en unos determinados ámbitos de prioridad nacional, mientras que la creciente comercialización de la investigación puede restringir la divulgación oportuna de los hallazgos en el ámbito público. Y aunque estas presiones son a menudo indirectas, a veces pueden dar lugar a amenazas directas a la labor académica. Por ejemplo, una encuesta reciente para el sindicato de Universidades y Colegios Universitarios (UCU, en sus siglas en inglés) concluyó que el 23% de los encuestados del Reino Unido (y el 14% de los encuestados de la UE) declararon haber sido acosados como consecuencia de sus posturas académicas.

Los académicos deben seguir siendo libres para cuestionar los conocimientos recibidos y presentar nuevas ideas y opiniones controvertidas o impopulares sin exponerse a dificultades. Ésta es la mejor manera de garantizar la generación y divulgación de nuevas formas de conocimiento. Los sindicatos de la educación están en una buena posición para emprender la lucha en este campo, por ejemplo, ejerciendo presión para que se aumente la financiación destinada a la investigación básica, realizando campañas para promover formas democráticas de gobernanza y negociando una mejor seguridad laboral. La recomendación de la UNESCO de 1997 sigue siendo una de las herramientas que podemos utilizar en nuestro trabajo para defender y fortalecer la libertad académica.

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.